En gel, jabón, crema o espuma, encuentra tu limpiador facial
El limpiador facial es un paso imprescindible en cualquier rutina de cuidado de la piel. Su función principal es eliminar las impurezas, el exceso de grasa, el sudor y los restos de maquillaje que se acumulan durante el día. Esto no solo ayuda a regenerar la piel del rostro y mantenerla en óptimas condiciones, sino que también previene la aparición de signos de envejecimiento prematuro. Puedes complementar tu limpiador facial con una crema hidratante y un contorno de ojos. Además, complementa tu rutina con una BB Cream o CC Cream, y utiliza un exfoliante para completar el cuidado de tu piel.
Existen distintos formatos de limpiadores, y cada uno se adapta mejor a ciertos tipos de piel:
Gel limpiador: Ideal para piel grasa o mixta. Limpia en profundidad y ayuda a controlar el exceso de sebo.
Aceite limpiador: Perfecto para piel seca o como primer paso en doble limpieza. Elimina maquillaje sin resecar.
Espuma limpiadora: Apta para piel normal a mixta. Ofrece una sensación de limpieza profunda, aunque puede resecar si la piel es muy sensible.
Leche limpiadora: Suave y cremosa, ideal para piel seca o sensible. Limpia e hidrata al mismo tiempo.
Agua micelar: Para todo tipo de piel. No necesita enjuague y es ideal para limpiezas rápidas o piel sensible.
Bálsamo limpiador: Textura sólida que se derrite al aplicarlo. Muy eficaz para retirar maquillaje y suciedad profunda.
Limpiadores faciales para piel grasa
Si tu piel tiende a ser grasa, es crucial usar un limpiador específico que regule la producción de sebo sin agredir ni resecar. Busca fórmulas equilibrantes con ingredientes purificantes como el ácido salicílico, el zinc o el carbón activo.
Limpiadores faciales para piel seca
La piel seca necesita un cuidado especial para mantener su nivel de hidratación. Opta por limpiadores suaves, enriquecidos con ingredientes nutritivos como la avena, la manteca de karité o el ácido hialurónico. Las fórmulas sin aclarado, como las aguas micelares o las leches limpiadoras, son ideales para evitar la resequedad que puede causar el agua.